el iris de cóncava magnitud
irradia una lírica infinitud
que surca el pináculo, transversal.
Cierne, pitagórica y sideral,
su pupila de esférica virtud,
cuyo profético ritmo de laúd
resuena con haces de linfa astral.
Esplende en la cuenca su introspección,
inmanente oráculo de estelar
asombro y mayúsculo esclarecer.
De las Pléyades, la resurrección
en sus éxtasis vino a revelar
y al azul misterio a desvanecer.
© 2015, Edgar Adrián Loredo Silvestre
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