el arrecife, náufrago de arena,
en el sutil vaivén del tiempo regio
baña su aleve canto de sirena.
Brisa coral redobla el sortilegio
amplio de longeva nota serena;
melodía translúcida, azul egregio,
silba quietud en el océano, plena.
Crispan con sal las lejanas corrientes
y encallan, cerúleas, las olas rientes
en riscos, armaduras ancestrales;
empapadas en lúbrica indolencia,
ondulan su esporádica presencia
sobre voces y piélagos australes.
© 2015, Edgar Adrián Loredo Silvestre
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